viernes, 18 de marzo de 2011

There's too much love


Mañana se casa mi mejor amiga y la emoción que siento ahora, es indescriptible. Solo puedo decir que la sensación es fantástica y energética.

Ya escribiré un post dedicado a ella. Esto es solo un adelanto.
Estoy feliz, Andy. Cuento las horas con una emoción e ilusión que me encanta. Te mando todas las buenas vibras del mundo. Tú mereces el cielo, la luna, las estrellas, todo lo mejor del mundo para ti, mi cómplice incondicional.
Mañana vas a estar radiante como siempre, tu belleza y luz van a estar por todos lados y yo seré feliz. Lloraré de emoción (qué importa que mi maquillaje de mil yenes se arruine).
Brindaremos por esto que a muchos les parece anticuado y a nosotras nos llena de ilusión y esperanza: el matrimonio
Te adoro infinitamente, hermana querida.





lunes, 14 de marzo de 2011

Corazón contento


No soy alguien que se pelea o discute con facilidad. De hecho soy una pesada y muchas veces puedo creerme dueña de la verdad y me pongo completamente necia, pero normalmente soy de esas personas que trata de no alterarse con facilidad si la otra persona piensa totalmente opuesto a mi, pero igual nunca faltan las discusiones, seacon alguien de mi familia, mi esposo o algún amigo. Es normal.

Lo más bonito de estas peleas/discusiones son las reconciliaciones, cuando ya no aguantas ni un minuto más estar peleada con tu novio y lo llamas y le dices que ya basta, que ya están grandes, que olvidemos el mal rato y seamos felices. O cuando te peleas con tu mamá y te sientes tan pero tan mal que vas a su cuarto con el rabo entre las piernas a darle el abrazo más puro del mundo. Muchas veces, no es necesario decir nada, el abrazo habla por si solo.

Este fin de semana tomé una decisión que sinceramente nunca pensé hacer o quizás sí pero no en corto plazo.

Aproximadamente hace tres años, yo me alejé por completo de una amiga que llamaré Fernanda. Eramos amigas desde chicas, pasamos y vivimos muchas experiencias que de hecho las recuerdo con cariño, pero todo cambió hace tres años porque yo decidí que así sea.

Resulta que Fernanda era de esas amigas que quedaba contigo en algo y al final siempre (pero siempre) arrugaba, te decía cualquier excusa y nunca iba. Así pasó con cumpleaños, reuniones importantes o no tan importantes, pero siempre pasaba. No solo conmigo, sino con otras amigas. Realmente me llegaba. Me cerré por completo en pensar que eso no era amistad, que cómo puede ser posible que exista alguien tan falla, así que decidí que ya fue, que simplemente no le haré más caso, que si la veo normal, pero ya estaba cansada de tanto plantón.

A veces soy demasiado radical, así fui con Fernanda. Nunca le dije nada, simplemente me alejé, ya no le pasaba la voz para nada (para qué, si seguro que iba a fallar).

Nunca me la cruzaba en ningún lugar, por ahí sabía de ella porque tenemos amigos en común, pero cada vez que escuchaba su nombre me daba cólera.

El fin de semana vi a Fernanda después de mucho tiempo. Yo sabía que la iba a ver porque ambas asistiríamos a la misma reunión de amigos en común. Tampoco pasó por mi cabeza si ella fallaría o no, simplemente no pensé nada.

Me acuerdo que para coincidencia, llegamos al lugar al mismo tiempo. Nos saludamos con amabilidad, todo bien. Fue una sensación rara porque sentía alegría y a la vez tristeza, ya que hace mucho tiempo que nuestra amistad no era amistad. Esa noche decidí que tenía que hablar con ella (obviamente no en ese momento), pedirle disculpas por estos años de silencio, que estoy muy arrepentida por no invitarla a mi matrimonio (así de radical fui), que la quiero y extraño mucho, que todo esto es real y sincero, es lo que mi corazón siente. Con esos pensamientos regresé esa noche a mi casa.

Hoy en la mañana decidí mandarle un correo electrónico. Sé que la mejor manera es hablar cara a cara, pero a veces también eso resulta difícil. No importa, yo le escribo, pensé hoy temprano. Fernanda tiene que saber lo que pienso ahorita, tengo la necesidad de contarle lo que siento.

Cuando empecé a redactar este “post”, no tenía respuesta de Fernanda, pero igual mi sensación era de tranquilidad. Se siente lo máximo cuando uno pide perdón, cuando analiza los actos que tuvo en algún momento de la vida y reconoce que fueron un exceso. Es increíble tener todas las ganas de retomar una amistad que hasta pensaba que creía perdida.

Fernanda me acaba de responder. No lo ha hecho por mail, sino por el BlackBerry Messenger. Me ha dicho que ya leyó el correo, que admite que sí era una falla y eso no estaba bien, que me quiere mucho y que le parece mostro que ambas tengamos ganas de retomar esa amistad que en verdad nunca se perdío, solo se fue de vacaciones. Hemos quedado que el sábado (tenemos una fiesta en común) nos daremos el abrazo respectivo y brindaremos y brindaremos sin parar por algo que nunca debe morir: nuestra amistad.

martes, 8 de marzo de 2011

31 años de vida


Qué tan diferente me puedo sentir al haber cumplido hace pocos días 31 años. Yo creo que mayores cambios no hay. El cambio que resalta son los casi cinco kilos de exceso que tengo, después, todo es casi igual.


En el aspecto sentimental, me siento más estable y segura que nunca. Retrocedo unos años y me acuerdo cuando tenía 23 por ejemplo, era una chibola que lloriqueaba todo el día por cuanto macho pasaba por mi camino. En esa época jamás podía imaginar que conocería a alguien que me haga inmensamente feliz, que yo sea su única mujer, que no me saque la vuelta, que me respete, que camine de la mano conmigo por la calle sin sentirse un huevón enamorado, que me invite a comer o tomar un trago de vez en cuando o cuando le provoque, que me llene de detalles inesperados, que me diga te amo con una sonrisa sincera, que me diga que se quiere casar conmigo. Todo eso me parecía literalmente inalcanzable.

Hasta que finalmente, conocí a Omar, mi esposo, quien me hace y hará vibrar siempre. Todo lo que no imaginaba tener algún día con un chico y mucho (pero mucho más) lo tengo con Gatuno (así le digo a Omar). No deja de sorprenderme, día a día me sale con algo que simplemente me deja loquita por él.


Cambiarse de trabajo no es tan fácil como parece. Yo estuve en un trabajo por casi tres años y medio y la verdad que en el último año estaba completamente desmotivada, quería renunciar y hacer algo que me devuelva la energía de antes. Quería sentirme encantada y orgullosa con mi trabajo. Quería sentir nuevamente que día a día aprendo algo nuevo y por ende crecer en todo sentido de la palabra. Estaba aburrida, cansada y harta de tener un sueldo realmente indigno. Pero todo quedaba en palabras, quejas, lamentos. Puro bla, bla, bla y cero acción. Todo cambió cuando regresé renovada de un viaje que hice con Gatuno a Nueva York a inicios de este año y dije con una convicción que no creía tener "En mes y medio cumplo 31 años y también tendré chamba nueva sí o sí. Nuevo año de vida, nueva chamba, ya está, punto final". Me mentalicé mucho, pedía en mi "status" del facebook que solo se admiten buenas vibras y pensamientos positivos porque algo bueno se venía. Fue cuestión de una semana para conseguir el cambio de trabajo esperado. Y así fue, el 01 de marzo (a tres día de mi santo) empecé en este nuevo reto que me llena de expectativas y motivaciones en todo sentido. Yeah!


Lo que sí siento que me pasa con mucha frecuencia es el hecho que ya quiero ser mamá. Con mi esposo hablo de este tema a cada rato, decimos que ya queremos tener a nuestro hermoso bebé en casa, pero por otro lado hay motivos que hacen que nos frenemos y digamos "nos esperamos un ratito, mejor". Se me llenan los ojos de lágrimas con solo pensar de cómo será cuando me digan que estoy embarazada, de ver y sentir cómo mi panza va creciendo, cómo un ser pequeño e indefenso se va formando dentro de mi y finalmente sale al mundo a llenarnos de infinita felicidad. También me emociono cuando veo a bebitos, sea de gente conocida o no, me emociona igual, a tal punto de llegar a mi casa y practicar como loquita en este sueño que actualmente es recurrente. Tranquilidad ante todo, esta vida de casada sin hijos tiene su encanto y quizás no es momento de ser mamá. En verdad no creo que exista el momento donde una pueda decir "ya estoy preparada para tener un hijo", una nunca se siente del todo preparada, así que venga cuando tenga que venir.


Quiero ganar más dinero. Hasta los 29 no me interesaba mucho cuánto dinero ganaba mes a mes, le daba prioridad a otras cosas (que ahora también me importan), pero ahora a mis 31 años, considero muy importante ganar bien o al menos decentemente. Ya no está en mis pensamientos eso de "no se gana pero se goza". Se tiene que ganar y gozar. Ojo, no quiero dar a entender que ahora gano y gozo, más gozo que gano pero ahí vamos mejorando.


Tener 31 años es lo máximo, una se siente más mujer, más completa, más feliz.