jueves, 8 de noviembre de 2012

Algo está cambiando

Sin duda, son varios los cambios que una experimenta desde el momento que te enteras que estás embarazada.
Aquí los cambios que hasta el momento yo he sentido y/o estoy sintiendo.

Mi cuerpo
Lo primero que sentí (así les parezca ridículo o exagerado a algunos) fue el cambio en mi cuerpo. Tan solo tenía cinco semanas y mi cuerpo ya era otro, día a día percibía que se iba transformando y para ser sincera, al inicio me parecía "lindo".
Los que me conocen, saben que la balanza es una de mis mejores amigas desde que era una quinceañera y desde entonces me peso a diario ni bien me despierto (previa ida al baño para ver si así peso menos, jaaaa).
Las primeras semanas, la balanza me caía muy bien porque bajé entre dos y tres kilos (¡y comiendo más de lo normal!). Ya había leído que era normal que algunas mujeres bajen de peso en las primeras semanas de embarazo, así que todo estaba bien hasta que llegué a la semana 14 y todo empezó a cambiar.
Tengo 16 semanas y he subido casi dos kilos. Sé que dos kilos es poco, pero lo que no es poco es subir medio kilo practicamente cada dos días! Encima yo que soy una traumada con eso, en vez de cuidarme y comer más frutas y verduras, lo que más me provoca es la bolsa gigante de Chizitos Fiesta o ir a la Bistecca y arrasar con todo lo que pueda.
No puedo dejar de mencionar el cambio considerable que están teniendo mis tetas. Es alucinante cómo se van hinchando desde las primeras semanas. ¡Y cómo duelen! Al menor roce, ¡au! Toda mi vida he dormido boca abajo, pero desde la semana 10 aproximadamente, es imposible hacerlo.

El apetito y los antojos
¿Linda, tienes antojos?, ¿Qué es lo que más te provoca comer?, ¿Qué es lo más raro que te ha provocado comer?, son algunas de las típicas preguntas que me hacen.
Eso de los antojos (y más aún de madrugada) es algo que para mí no existe. No tengo antojos específicos y si en algún momento le digo a mi buen esposo que me provoca ají de gallina a las 11:00pm, no es que me vuelva una loca y le ruege desesperadamente que vaya al "Rincón que no conoces"y me traiga uno. Eso jamás me ha pasado. Simplemente, lo que me provoca queda ahí, en que me provocó y ya. Si es que tengo mucha hambre, sí como, pero lo que buenamente encuentro en mi dulce hogar.
Lo que más me provoca comer son harinas y dulces, o sea, lo más engordante. Todo el día hablo de comida. Acabo de terminar de desayunar y ya estoy pensando a qué hora almorzaré, tomaré lonche y cenaré.

El sueño y cansancio
Parezco una tía, pienso. Nunca he sido una fanática de las caminatas (prefiero montar bici) pero al inicio del embarazo intentaba hacerlo y tiraba la toalla a los pocos minutos. Pero no por floja, sino porque realmente me cansaba, ya me quería sentar o ir al baño (¡qué manera de ir al baño, por Dios!).
Ahora que las semanas van pasando, me siento más vital y espero seguir así y no sentirme "tan tía".

La sensibilidad multiplicada por mil
¿Es posible que una mujer de 32 años llore a diario por cualquier motivo? Señores, esa soy yo, la que llora todos los días. Los motivos son varios,  porque estoy contenta, emocionada, conmovida, triste, aburrida, hambrienta, ilusionada, ansiosa, melancólica y un largo y casi interminable etcétera. Lo único que puedo decir es: me excedo.


Lo que más me gusta es que en cinco meses voy a poder conocerte, querido y esperado bebé. Tú serás el gran cambio en mi vida, el mejor.





martes, 30 de octubre de 2012

Chica embarazada

En un momento pensé abrir un blog para escribir exclusivamente sobre esta nueva aventura que estoy viviendo, pero después me desanimé (¡qué raro!) y decidí seguir usando el mismo y aquí estoy.

Me acuerdo que a inicios de Junio hablé con Omar y dijimos que ya era momento de tener un bebé. Si bien yo en ese momento acababa de dejar mi trabajo, coincidimos en que el tema de la plata no podía ser impedimento, que no podemos aplazar el hecho de querer ser papás solo porque yo no tengo ingresos. Obviamente, el dinero es muy importante y cuando uno planea tener un hijo, una de las primeras cosas que la gente te dice es "es un gastazo", pero con Omar pensamos que eso no nos iba a detener, que el trabajo para mí ya vendrá y que ahora queremos también buscar la felicidad por otro lado.

He sido irregular con la regla toda la vida, siempre se me adelanta entre siete y diez días y fue a fines de Julio que yo sentí y pensé "creo que ya estoy embarazada". La regla me debía venir el 17 de agosto, era 28 de julio y yo ya alucinaba "tengo un atraso". Como siempre, yo apresurándome a los hechos, impaciente, desesperadita para todo.

En los primeros días de agosto decidí no tomar ni una gota de alcohol. Era bien loco porque no tenía síntoma alguno pero me sentía diferente, algo me decía que la maternidad estaba a la vuelta de la esquina y decidí empezar a cuidarme.

Conversaba con Omar y le decía todo lo que pensaba, que de repente ya estaba, que ya quería saber. La ansiedad y curiosidad me mataban. Él me decía que espere, que esté tranquila, que si después del 17, no me viene, pues esperamos una semana más y luego nos hacemos la prueba. Yo pensaba "ni hablar espero al 17, yo tengo que saberlo antes".

Finalmente llegó el esperado 17 de Agosto pero la regla no llegó. Tampoco llegó el 18, 19 ni 20. Sé que solo tenía tres días de retraso, pero no, para mí ya todo era raro, nunca se me atrasa y encima ahora siento que mi cuerpo me está transmitiendo otras cosas.
El martes 21 de agosto me hice la prueba de orina a las 6:00am y estaba tan nerviosa que creo que hice mal el test, no me salía ni positivo ni negativo. Es por ello que me quité la pijama, me puse lo primero que encontré y a las 7:00am estuve en un laboratorio para que me saquen sangre y así saber con certeza qué estaba pasando.
Sus resultados los puede ver por internet a partir de las 3:00pm, me dijeron. Asu, esperar hasta las 3:00pm. Caballero.

A las 3:00pm en punto los resultados decían que tenía cinco semanas de embarazo. Al inicio no lo creía, le mandé los resultados por mail a mi mejor amiga que vive en Miami y es doctora para que lea bien el documento y me diga si estamos viendo bien. Ella me lo corroboró y recién creí, jajaja.

Desde ese momento (aunque en realidad desde antes porque yo ya lo presentía) nuestras vidas han cambiado. Siempre quise ser mamá, amo a los niños y siempre he deseado tener mis propios hijos y darles lo mejor del mundo para ser felices juntos y es increíble que ahora sea una realidad.

Actualmente tengo 15 semanas de embarazo y la felicidad que siento no se puede describir. Lo único que yo todas las mañanas hago es agradecerle a Dios y a la vida por este regalo que vamos a conocer en unos cinco meses aproximadamente.

Hasta el momento recibo comentarios como: vas a ser una gran mamá, qué loco será verte con panza, creo que serás una mamá muy nerviosa, vas a tener que irte a la casa de tus papás por dos meses para que te enseñen varias cosas, etc.
Es un hecho que seguiré escuchando más comentarios y consejos. Normal, díganme lo que quieran, yo escucho tranquila y no me pico, jaja. Lo único que sé, es que no hay un manual para ser mamá, yo sé que seré la mejor mamá del mundo para mi hijito. Seguramente al inicio haré papelón cambiando pañales, dándole de lactar, cargándolo, intentando sacarle el chanchito y más cosas, pero eso está bueno, no soy perfecta. Quiero aprender en el camino y ser mamá a mi manera, con un sello propio y único.

lunes, 11 de abril de 2011

Paremos de sufrir


Hoy siento que tengo algo que decir. Hoy no me siento triste ni de luto como muchos publican en el muro de su facebook. Tampoco estoy contenta, simplemente estoy con los ojos bien abiertos aceptando nuestra realidad, la realidad que la mayoría de peruanos ha decidido para nuestro país.

Es verdad, tengo miedo de lo que pueda pasar con el Perú y con mi vida en este país que quiero desde que tengo uso de razón, pero todo está dicho, hay un cambio que debemos enfrentar con la frente bien en alto.

Dejemos de rajar, criticar y ser pesimistas con lo que ya está decidido. Me resulta indignante y patético todos aquellos que dicen que ahora no saben qué elegir entre el Sida o el Cáncer. Un ratito, ¿saben realmente el significado de esas dos terribles enfermedades por las que pasan millones de personas en el Perú y el mundo?. Algunos de mis familiares y amigos han muerto por el maldito cáncer y jamás se me pasaría por la cabeza comparar a otro ser humano (por más que no sea mi amigo, familiar o conocido) con esa temible y muchas veces incurable enfermedad.

¿Qué ganamos lamentando y criticando lo que la MAYORÍA ha elegido? Absolutamente nada.

Estoy en contra de Humala y de Keiko, pero no por eso me echaré a llorar ni a decir que nuestro Perú se cagó, que mejor empiezo a hacer maletas para huir de esta catástrofe. Muchas veces yo le huyo a los problemas, me hago la loca cuando en verdad hay que tomar cartas en el asunto, pero esta vez es diferente, no huyo porque aún no ha pasado nada. Tan solo me queda esperar qué pasa y por ende enfrentar. Soy una llorona empedernida, pero esta vez lo último que haría es llorar. Democracia ante todo. Punto final.

jueves, 7 de abril de 2011

Un año después


Hace un año exactamente estaba a tan solo cuatro días de casarme con Omar. Me acuerdo que nunca estuve nerviosa, estresada ni tensa. Todo lo contrario, me sentía tan relajada que hasta por momentos pensaba si era normal sentirme así.

Me acuerdo que recién sentí nervios cuando estaba vestida de novia, lista para ir en ese maravilloso auto antiguo de colección de mi Tío Alberto, junto a mi único héroe, mi Papá.

Una vez que llegamos a la iglesia empecé a sentir maripositas en la panza y la sensación que tenía de felicidad era plena. Se dice que la felicidad se da por momentos, que es imposible que uno esté feliz todo el tiempo, que uno se siente feliz ante ciertas metas que se han logrado con éxito. El día que me casé con Omar sentí que estaba dando un gran paso en mi vida, que estaba demostrando que el amor verdadero existe y que yo había elegido a Omar para que esté conmigo hasta hacerme viejita. En resumen, el día que me casé fui inmensamente feliz.

Tengo grabado el momento cuando entré a la iglesia del brazo de mi Papi y vi a lo lejos a Omar, mi futuro esposo. Me acuerdo de su sonrisa, esa sonrisa que me cautivó desde que lo conocí, tan sincera, tan gatuna. Omar estaba fantástico, más guapo que todos los novios que había visto alguna vez (en la vida real o en la ficción), tan elegante que ya quisiera Roberto Cavalli tenerlo en alguna de sus pasarelas, tan radiante que hasta el sol estaba picón, tan emocionado como un niño abriendo sus regalos en navidad, tan feliz que me provocaba correr cual protagonista de telenovela mexicana y estamparle un beso delante de todos.

La ceremonia fue hermosa, tal como la imaginé, sumamente emotiva y especial. Me acuerdo que los que más me conocen me decían días antes del matrimonio que trate de no llorar, que esté tranquila, que me controle. Eso era casi imposible, yo soy la llorona número uno y no me podían pedir eso en el día más especial de mi vida.

Debo confesar que aguanté las ganas de llorar en casi toda la ceremonia pero no pude evitar emocionarme y derramar algunas lágrimas en el momento de los votos matrimoniales. No pude evitarlo, lloré. Muchas veces he llorado de emoción, pero esa vez fue de emoción y absoluta felicidad, algo único e irrepetible.

La mejor sorpresa durante la ceremonia fue que mi mejor amiga Andrea cantó junto a la chica del coro la canción final. En ese momento volví a llorar porque realmente no me imaginaba verla ahí tan bella cantando una de mis canciones favoritas, There’s too much love de Belle and Sebastian. Eternamente agradecida, Andy.

Luego vino el matrimonio civil y los interminables saludos. Ese momento fue igual de especial pero el calor me jugó una mala pasada, era insoportable, sentía que me derretía y me estresaba minuto a minuto. Igual mis mejores amigas y mi Mami siempre estuvieron pendientes que nada me falte ni incomode. Unos ángeles.

Minutos más tarde nos tomaron fotos exclusivamente a los dos para alrededor de las 8:30pm llegar a la fiesta y cerrar con broche de oro este día tan especial e importante. La fiesta fue un tonazo. Todos bailamos, bebimos, comimos, nos tomamos fotos y reímos sin parar. Omar y yo no tenemos una canción que sea "nuestra canción", así que optamos por hacer un baile coreográfico con cuanto valiente se anime. La canción elegida fue "Thriller" de Michael Jackson y el resultado fue muy gracioso. Gracias a todos los valientes por ir a todos los ensayos que hubo antes de presentarnos el gran día, mismo "El show de los sueños". La fiesta fue increíble, llena de energía y con la mejor compañia, nuestras familias y amigos.

Conozco a algunas personas que no creen en el matrimonio, que les parece anticuado, que no es fácil, que de nada sirve casarse si puedes vivir con la persona y es lo mismo. Respeto a todos los que tengan poca fe en el amor. Lo único que yo puedo decir es que en cuatro días cumplo un año de casada con Omar y no tengo duda alguna que me casaría una, dos, tres y mil veces más.

viernes, 18 de marzo de 2011

There's too much love


Mañana se casa mi mejor amiga y la emoción que siento ahora, es indescriptible. Solo puedo decir que la sensación es fantástica y energética.

Ya escribiré un post dedicado a ella. Esto es solo un adelanto.
Estoy feliz, Andy. Cuento las horas con una emoción e ilusión que me encanta. Te mando todas las buenas vibras del mundo. Tú mereces el cielo, la luna, las estrellas, todo lo mejor del mundo para ti, mi cómplice incondicional.
Mañana vas a estar radiante como siempre, tu belleza y luz van a estar por todos lados y yo seré feliz. Lloraré de emoción (qué importa que mi maquillaje de mil yenes se arruine).
Brindaremos por esto que a muchos les parece anticuado y a nosotras nos llena de ilusión y esperanza: el matrimonio
Te adoro infinitamente, hermana querida.





lunes, 14 de marzo de 2011

Corazón contento


No soy alguien que se pelea o discute con facilidad. De hecho soy una pesada y muchas veces puedo creerme dueña de la verdad y me pongo completamente necia, pero normalmente soy de esas personas que trata de no alterarse con facilidad si la otra persona piensa totalmente opuesto a mi, pero igual nunca faltan las discusiones, seacon alguien de mi familia, mi esposo o algún amigo. Es normal.

Lo más bonito de estas peleas/discusiones son las reconciliaciones, cuando ya no aguantas ni un minuto más estar peleada con tu novio y lo llamas y le dices que ya basta, que ya están grandes, que olvidemos el mal rato y seamos felices. O cuando te peleas con tu mamá y te sientes tan pero tan mal que vas a su cuarto con el rabo entre las piernas a darle el abrazo más puro del mundo. Muchas veces, no es necesario decir nada, el abrazo habla por si solo.

Este fin de semana tomé una decisión que sinceramente nunca pensé hacer o quizás sí pero no en corto plazo.

Aproximadamente hace tres años, yo me alejé por completo de una amiga que llamaré Fernanda. Eramos amigas desde chicas, pasamos y vivimos muchas experiencias que de hecho las recuerdo con cariño, pero todo cambió hace tres años porque yo decidí que así sea.

Resulta que Fernanda era de esas amigas que quedaba contigo en algo y al final siempre (pero siempre) arrugaba, te decía cualquier excusa y nunca iba. Así pasó con cumpleaños, reuniones importantes o no tan importantes, pero siempre pasaba. No solo conmigo, sino con otras amigas. Realmente me llegaba. Me cerré por completo en pensar que eso no era amistad, que cómo puede ser posible que exista alguien tan falla, así que decidí que ya fue, que simplemente no le haré más caso, que si la veo normal, pero ya estaba cansada de tanto plantón.

A veces soy demasiado radical, así fui con Fernanda. Nunca le dije nada, simplemente me alejé, ya no le pasaba la voz para nada (para qué, si seguro que iba a fallar).

Nunca me la cruzaba en ningún lugar, por ahí sabía de ella porque tenemos amigos en común, pero cada vez que escuchaba su nombre me daba cólera.

El fin de semana vi a Fernanda después de mucho tiempo. Yo sabía que la iba a ver porque ambas asistiríamos a la misma reunión de amigos en común. Tampoco pasó por mi cabeza si ella fallaría o no, simplemente no pensé nada.

Me acuerdo que para coincidencia, llegamos al lugar al mismo tiempo. Nos saludamos con amabilidad, todo bien. Fue una sensación rara porque sentía alegría y a la vez tristeza, ya que hace mucho tiempo que nuestra amistad no era amistad. Esa noche decidí que tenía que hablar con ella (obviamente no en ese momento), pedirle disculpas por estos años de silencio, que estoy muy arrepentida por no invitarla a mi matrimonio (así de radical fui), que la quiero y extraño mucho, que todo esto es real y sincero, es lo que mi corazón siente. Con esos pensamientos regresé esa noche a mi casa.

Hoy en la mañana decidí mandarle un correo electrónico. Sé que la mejor manera es hablar cara a cara, pero a veces también eso resulta difícil. No importa, yo le escribo, pensé hoy temprano. Fernanda tiene que saber lo que pienso ahorita, tengo la necesidad de contarle lo que siento.

Cuando empecé a redactar este “post”, no tenía respuesta de Fernanda, pero igual mi sensación era de tranquilidad. Se siente lo máximo cuando uno pide perdón, cuando analiza los actos que tuvo en algún momento de la vida y reconoce que fueron un exceso. Es increíble tener todas las ganas de retomar una amistad que hasta pensaba que creía perdida.

Fernanda me acaba de responder. No lo ha hecho por mail, sino por el BlackBerry Messenger. Me ha dicho que ya leyó el correo, que admite que sí era una falla y eso no estaba bien, que me quiere mucho y que le parece mostro que ambas tengamos ganas de retomar esa amistad que en verdad nunca se perdío, solo se fue de vacaciones. Hemos quedado que el sábado (tenemos una fiesta en común) nos daremos el abrazo respectivo y brindaremos y brindaremos sin parar por algo que nunca debe morir: nuestra amistad.

martes, 8 de marzo de 2011

31 años de vida


Qué tan diferente me puedo sentir al haber cumplido hace pocos días 31 años. Yo creo que mayores cambios no hay. El cambio que resalta son los casi cinco kilos de exceso que tengo, después, todo es casi igual.


En el aspecto sentimental, me siento más estable y segura que nunca. Retrocedo unos años y me acuerdo cuando tenía 23 por ejemplo, era una chibola que lloriqueaba todo el día por cuanto macho pasaba por mi camino. En esa época jamás podía imaginar que conocería a alguien que me haga inmensamente feliz, que yo sea su única mujer, que no me saque la vuelta, que me respete, que camine de la mano conmigo por la calle sin sentirse un huevón enamorado, que me invite a comer o tomar un trago de vez en cuando o cuando le provoque, que me llene de detalles inesperados, que me diga te amo con una sonrisa sincera, que me diga que se quiere casar conmigo. Todo eso me parecía literalmente inalcanzable.

Hasta que finalmente, conocí a Omar, mi esposo, quien me hace y hará vibrar siempre. Todo lo que no imaginaba tener algún día con un chico y mucho (pero mucho más) lo tengo con Gatuno (así le digo a Omar). No deja de sorprenderme, día a día me sale con algo que simplemente me deja loquita por él.


Cambiarse de trabajo no es tan fácil como parece. Yo estuve en un trabajo por casi tres años y medio y la verdad que en el último año estaba completamente desmotivada, quería renunciar y hacer algo que me devuelva la energía de antes. Quería sentirme encantada y orgullosa con mi trabajo. Quería sentir nuevamente que día a día aprendo algo nuevo y por ende crecer en todo sentido de la palabra. Estaba aburrida, cansada y harta de tener un sueldo realmente indigno. Pero todo quedaba en palabras, quejas, lamentos. Puro bla, bla, bla y cero acción. Todo cambió cuando regresé renovada de un viaje que hice con Gatuno a Nueva York a inicios de este año y dije con una convicción que no creía tener "En mes y medio cumplo 31 años y también tendré chamba nueva sí o sí. Nuevo año de vida, nueva chamba, ya está, punto final". Me mentalicé mucho, pedía en mi "status" del facebook que solo se admiten buenas vibras y pensamientos positivos porque algo bueno se venía. Fue cuestión de una semana para conseguir el cambio de trabajo esperado. Y así fue, el 01 de marzo (a tres día de mi santo) empecé en este nuevo reto que me llena de expectativas y motivaciones en todo sentido. Yeah!


Lo que sí siento que me pasa con mucha frecuencia es el hecho que ya quiero ser mamá. Con mi esposo hablo de este tema a cada rato, decimos que ya queremos tener a nuestro hermoso bebé en casa, pero por otro lado hay motivos que hacen que nos frenemos y digamos "nos esperamos un ratito, mejor". Se me llenan los ojos de lágrimas con solo pensar de cómo será cuando me digan que estoy embarazada, de ver y sentir cómo mi panza va creciendo, cómo un ser pequeño e indefenso se va formando dentro de mi y finalmente sale al mundo a llenarnos de infinita felicidad. También me emociono cuando veo a bebitos, sea de gente conocida o no, me emociona igual, a tal punto de llegar a mi casa y practicar como loquita en este sueño que actualmente es recurrente. Tranquilidad ante todo, esta vida de casada sin hijos tiene su encanto y quizás no es momento de ser mamá. En verdad no creo que exista el momento donde una pueda decir "ya estoy preparada para tener un hijo", una nunca se siente del todo preparada, así que venga cuando tenga que venir.


Quiero ganar más dinero. Hasta los 29 no me interesaba mucho cuánto dinero ganaba mes a mes, le daba prioridad a otras cosas (que ahora también me importan), pero ahora a mis 31 años, considero muy importante ganar bien o al menos decentemente. Ya no está en mis pensamientos eso de "no se gana pero se goza". Se tiene que ganar y gozar. Ojo, no quiero dar a entender que ahora gano y gozo, más gozo que gano pero ahí vamos mejorando.


Tener 31 años es lo máximo, una se siente más mujer, más completa, más feliz.

jueves, 7 de enero de 2010

Feliz 2010


Hubiera sido la voz que este post haya sido publicado el 01 de enero de 2010, pero tampoco es tarde, es 08 de enero y todo bien, estoy a tiempo de pensar en todas las cosas que quiero cumplir este año.

Siempre había escuchado que algunas personas realmente hacen una lista con propósitos a realizar en el año venidero, desde dejar de fumar, aprender a manejar, dejar de buscar y joder a mi ex cuando ya está con otra y no me pela ni por lástima, hasta independizarme o por qué no, pedirle a la ciguëña que quiero un nene.

Debo confesar que me resulta gracioso hacer mi lista de propósitos 2010, no sé si los cumpliré, esperemos que sí, ya lo corroboraré exactamente en un año.

Entonces, algunas de mis propósitos para este 2010 son:

* Retomar el gimnasio sí o sí en Enero, pero retomarlo de verdad, yendo por lo menos tres veces por semana y nunca escaparme antes de la hora cumplida.

* Dejar de comprarme ropa cada... ¿Diez días? Basta!!!

* No tomar ni un sólo vaso que contenga alcohol cuando esté manejando. Así esté a dos cuadras de mi casa o así me digan que sólo es una copita de vino. Nada. Cero.

* Ser más puntual. Trataré. Lo juro.

* Dejar por completo las gaseosas. El 2009 fue un año donde dejé en un 80% de tomar gaseosa. Qué viva el agua mineral con gas. San Luis con gas, realmente un santo que ahora lo consumo con furia.

* Aprender a cocinar por lo menos tres platos de comida, pero comida de verdad, nada pre-cocido ni de sobre.

* Aprovechar más tiempo con mi familia.

* Ir más a los cumpleaños familiares.

* Ser menos rajona.

* Retomar lo de mis aretes, hacer muchos y empezar -por qué no- a formar un negocio de accesorios.

* Comer más frutas y verduras.

* Hacerme chequeos médicos.

* Ir más al cine y al teatro.

* No fallar y/o arrugar cuando quedo en algo.

* No arrepentirme de nada.


* Ser buena esposa.

Me quedan largos meses para cumplir lo trazado. ¿Cumpliré?

domingo, 27 de septiembre de 2009

The awful truth


En estos siete días que he estado inmovilizada, he visto decenas de capítulos de "Sex & The City" y debo confesar que hicieron que mi dolor sea "más llevadero". ¿Cómo es posible que ese espantoso y maligno dolor que se apoderó de mi por una semana sea llevadero? No, no exageremos, no me hizo más llevadero el dolor, pero sí me divertí y me identificaba con muchas cosas que les pasaba a Carrie y compañía. Me reía de cualquier estupidez e imaginaba cómo seré yo cuando esté bordeando los 40. Qué miedo! No sé por qué últimamente no quiero envejecer, quiero que nunca me aparezcan canas ni arrugas, no quiero que se me descuelguen las tetas y el poto, no quiero volverme menopáusica, no quiero dejar de usar mis zapatillas o leggings con colores estridentes ni dejar de tomar litros de chela con mis amigas en cualquier lugar y celebrando nada. ¿Por qué tanto miedo?, ¿A ustedes les ha pasado eso alguna vez?, ¿Será la estúpida "crisis de los 30"? Esperemos que no, esperemos que estas ideas patéticas se vayan de mi mente porque sino seré Michael Jackson en versión femenina. ¿Se imaginan? Ja! Ni hablar!

Retomando los divertidos capítulos de "Sex & The City" que acompañaron mi lumbalgia, hubo uno que se llamaba "The awful truth", la horrible verdad y este post tratará de eso. Quiero escribir algunas de esas frases que si te la dicen, te jode como mierda, esas verdades que duelen, que pueden generar resentimientos, piconería y hasta grandes peleas. ¿Pero por qué pasa eso si estamos diciendo la verdad? Es así, hay verdades que nunca se pueden decir o quizás sí, pero delicadamente, con tino y sutileza, adornando un poquito las palabras para que el otro no lo tome mal. Al diablo con los adornos, la verdad es verdad y sin adornos de ningún tipo.

A continuación pondré algunas de las frases que alguna vez me han dicho, he dicho, he querido decir o me han querido decir. Pondré cómo te las dicen "sutilmente" y en realidad lo que significa.

- Oye, ¿has engordado, no?
El significado real es: Estás hecha una chancha, haz dieta pero YA!!!

- Mencionar al ex en cualquier situación, eso sí jode y siempre joderá.
El significado real es que aún no te olvidas de tu ex.

- Decirle a tu novio o esposo "Tu mamá cocina un poco condimentado".
El significado real es: Tu mamá cocina asqueroso, me compraré un chupete para quitarme el mal sabor de boca.

- Una amiga tuya se acaba de comprar un hermoso vestido y luce espectacular. Ella te pregunta qué tal se ve y tú le respondes: "Te queda bien... normal..."
El significado real es: Regia maldita, qué envidia, yo quiero que me quede así también!!!

- ¿Me invitarás a tu matrimonio, no?
El significado real es: Invítame al tono ah, sino ni cagando voy.

- ¿Vas a comer todo ese plato? (ese que aparece en la foto publicada en este post)
El significado real es: Asu, tú sí que tienes panza de ñoño total, qué chancha, eso engorda un huevo, mamita.

- Estás un año más tía.
El significado real es: Te estás volviendo una anciana!

- Mejor el próximo verano usa ropa de baño entera, ya no estás para usar bikini.
El significado real es: No seas palomilla pues, mira la celulitis que tienes en la panza, qué roche, cúbrete esas carnes, me da vergüenza ajena ir contigo a la playa.

-Alucina que te quedaba mejor el otro color y corte de pelo.
El significado real es: Te cagaron jodido el pelo! Mejor rápatelo!

- ¿Cuándo te casas?
El significado real es: Se te está pasando el tren ah, te vas a quedar solterona, por qué no tienes enamorado ah?

- Una de tus mejores amigas te pregunta qué tal te parece su novio y tú respondes: "Sí, es buena gente..."
El significado real es: Me parece el pavo más pavo del mundo, qué haces con él, no te aburre?

La verdad que hay "n" ejemplos, de hecho haré en algún momento la segunda parte de este post. Por ahora volveré a la cama y a disfrutar de mi último día de descanso médico.
El significado real es: No se me ocurre ni un puto ejemplo más y por eso me voy.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Mi lumbalgia y yo

Han pasado exactamente siete días desde que empecé a sentir una pequeña molestia en la espalda baja. Para variar, no le hice caso y continué normalmente mi vida.

El día siguiente amanecí como si la noche anterior hubiera estado cinco horas entrenando en el gimnasio o cargando toneladas de cajas o -en el mejor de los casos-, en una faena loca en el ring de las cuatro perillas. Pero no, nada de eso era real. El dolor era fuerte pero de alguna forma soportable. No entiendo por qué a veces me las quiero dar de "wonder woman", en lugar de haber pensado que por algo está ese dolor en mi espalda, que debe haber alguna razón...
La "wonder woman" tomó un par de pepas y al diablo con el dolor según ella.
Ese sábado (el 19) fui muy adolorida con mi novio a un almuerzo en Villa y no faltaron algunos personajillos que nos fastidiaban a mi novio y a mi con comentarios como "Buena Omar, qué tal noche han tenido!". Yo me reía y quería gritar a los cuatro vientos que ya quisiera que esa sea la razón, pero bueno,chelas iban, chelas venían, el dolor venía y seguía viniendo...

El domingo amanecí sin poder pararme de la cama. El dolor se había cuatriplicado y para variar empecé a sentirme mal por no haber llamado al médico el mismo sábado en la mañana. Jamás me computaré "wonder woman", jamás.
Entonces, llamé urgente para que venga algún médico a mi casa y que me recete lo que sea o me ponga mil inyecciones pero que me quite el dolor en un dos por tres!
Efectivamente vino el médico y me inyectaron, recetaron dos pastillas para el dolor (que según él era una contractura muscular) y me dio descanso médico.

Eso pasó el domingo y hoy estamos viernes y sigo cargando con mi lumbalgia (hasta cariño le he agarrado). Después del domingo el dolor nunca se fue hasta el miércoles que mis papás me dijeron que debía ir a la clínica para que me saquen una placa. Qué miedo. Soy una maricona total, pero bueno, caballero nomás. Fuimos a la clínica y mi placa no dijo nada nuevo, no tengo huesos rotos, quizás es estrés y mala postura, me dijo el doctor. "Fácil", le dije.

Desde el miércoles hasta hoy, me están inyectando a la vena dos veces al día, es que las pastillas no me calmaban el dolor. Mis brazos están agujereados y moraditos por tantas pinchadas que está recibiendo. Qué horribles son esas pinchadas! Felizmente sólo me queda una que será esta noche alrededor de las 9:30pm.

Estoy contenta porque recién hoy viernes siento gran mejoría, ya me puedo sentar y eso me pone feliz! Es que claro, los días anteriores únicamente podía estar echada, al mínimo movimiento el dolor me destrozaba, tampoco podía estar parada ni sentada ni por cinco segundos. Ir al baño y comer era todo un tema, pero ahí me las arreglaba, chillando, gritando, pero lo lograba.
He jurado que de ahora en adelante me voy a parar y sentar correctamente porque pagaría lo que sea para no volver a tener ese dolor que mata a cualquiera.
El lunes es mi control en la clínica y espero poder ya ir a trabajar y que mi vida vaya más allá de mi cuarto. Nunca en mis 29 años he pasado tantos días seguidos sin salir de mi cuarto.
Lumbalgia del mal, me has hecho sufrir, ya lárgate, ya una semana junto a mi es demasiado, ya aprendí la lección, ya está.

Lo único rescatable de esta semana inmovilizada en mi cama es la cantidad de televisión que he visto y lo mucho que he podido escribir (ya lo iré publicando poco a poco).
Qusiera escribir alguito más pero mi espalda está pidiendo chepi.